El Jueves 24 de noviembre, en la Conferencia VIP del mes, la protagonista fue Mercè Pigem, que nos enganchó a todas con su ponencia llena de consejos acerca de cómo ser una mujer líder en tu sector.
Mercè destaca por ser una abogada, política y jurista reconocida catalana que ha sido diputada en el Congreso de los Diputados por Convergència Democràtica de Catalunya desde el 2000 al 2013. Está especializada en Derecho canónico y familiar.
En primer lugar, Mercé empezó hablándonos un poco sobre la época en la que ella ejercía como diputada en el Congreso de los Diputados, una época en la que mujeres de todos los grupos quisieron y pudieron unir todas las fuerzas y convencer a sus respectivas formaciones políticas de que había que dar pasos adelante en lo que respecta los derechos de la mujer. En esa época ella venía del ejercicio profesional como abogada y tenía muy claros los recuerdos de esas mujeres que acompañaba a denunciar malos tratos a las cuales la policía contestaba “Mira señora esto es un tema del matrimonio lo tienen que arreglar ustedes en casa”.
Ese fue el momento en el que yo pude recopilar y plasmar en el Congreso de los Diputados, cantidad de medidas de las que me siento orgullosa por haber trabajado con otras mujeres, para mejorar lo que es el día a día de la vida de las mujeres.
Mercè destacó 3 periodos muy claros a lo largo de su trayectoria profesional:
1. Desde que empezó a ejercer: de los 21 años hasta los 45, en el cual pasó por un largo proceso de formación y empezó a trabajar única y exclusivamente como abogada y activista en cuanto a los derechos de la mujer.
2. El periodo dedicado a la política: de los 45 años hasta los 60, en el cual ejerció como diputada en el Congreso de los Diputados y como vocal del Consejo General del Poder Judicial.
3. Vuelta a su despacho profesional: a partir de los 60 volvió a ejercer como abogada. Pudo volver porque de estos 15 años, tan solo un año por imperativo legal, fue incompatible su política con el ejercicio profesional. Los otros 14 no perdió de vista la realidad del día a día de un despacho porque siempre pensó que en la vida hay etapas que se abren y se cierran, pero en donde luego hay que poder volver.
Tras exponernos sus 3 etapas más destacadas decidió contextualizar a nuestras oyentes. “Cuando yo empecé a trabajar acababa de morir Franco; no existía la Constitución; no había ninguna ley de igualdad ni igualitaria, es decir los derechos de los hombres y las mujeres eran distintos; no había divorcio; y las mujeres, mayoritariamente, trabajaban en casa para el cuidado de los hijos, del marido y de los mayores.” Así mismo, nos explicaba los pocos derechos de las mujeres en hace tan solo unos 45 años, quienes no tenían autonomía económica ni personal.
Cuando yo trabajaba había lo que se llamaba “depósito de mujer casada”, que quería decir que la sacaban del domicilio conyugal para depositarla al domicilio de sus padres. Los roles entre hombres y mujeres estaban claramente diferenciados.
A lo largo de su larga vida profesional Mercè nos contaba que ha extraído varias reflexiones:
Hay que aprender a convertir los no en sí, es decir, cada vez que se me cerraba una puerta rápidamente buscaba otra dirección, otro camino en donde poder resituarme. A través de los obstáculos abría nuevas oportunidades de mejorar.
Aceptar que hay que hacer renuncias, por ejemplo yo renuncie a un gran sueldo a cambió de poder trabajar en la política e influenciar de maneras que a mi me parecían necesarias.
Pese a eso, no hay que perder nunca la voluntad de tener autonomía personal y económica.
Hay que repartir las obligaciones entre las parejas en lo que respecta a la conciliación , para que las empresas no piensen que van a tener problemas si contratan a mujeres. Para también poder evitarlo los currículums deberían de ser ciegos y el trabajo debería de ir por resultados.
La gestión de una buena agenda es muy importante, es la manera en la que nos podemos organizar y saber a que decir que sí y a que no. Cuando está anotada una cosa no te puedes comprometer a otra.
Hay que generar redes de mujeres, tenemos que apoyarnos entre mujeres y dejar de vernos como competencia y empezar a darnos cuenta de que somos aliadas. No tenemos que tener miedo de postular a otras mujeres.
Para romper el techo que cristal, no tenemos que tener miedo de contar nuestros éxitos y hay que huir del síndrome de la impostora. Tenemos capacidad suficientes, hay que valorar nuestro trabajo. Hay que huir también de los estereotipos.
A lo largo de la conferencia destacó también algunos obstáculos:
- La falta de puestos de trabajo en las grandes empresas ya que en esa época, pese a su gran currículum, esos puestos estaban dedicados a los padres de familia, ya que el sueldo era demasiado elevado para una mujer.
- El lupus, la enfermedad autoimmune que la paralizó varias veces de los 37 a los 40 años.
Todas las asistentes quedaron maravilladas con la gran trayectoria profesional de Mercè y terminaron la conferencia con grandes aprendizajes.
Disfruta del video completo pulsando aquí.